domingo, febrero 11, 2007

La inflación inflama por Osvaldo Barone

 



02/05/2007 - 10:25:00

Autor: Orlando Barone







Apenas titila una décima el índice, ya se sale a reprender al

INDEC porque hizo los cálculos con el repollito de Bruselas
que aumentó mucho, en lugar de hacerlos con la berenjena
que aumentó poco. Y por el capricho del INDEC de no incluir
la cuota de la prepaga en el rubro nada. Es que enterarse de
que podría estar creciendo la inflación es al rollo psíquico
argentino como para un ex enfermo de disfunción sexual
sería enterarse de que el Viagra ya no le hace efecto.

Hay dos cálculos oficiales -el del INDEC y el del Gobierno-
presuntamente serios. Y los dos tienden a ser más imaginarios
que reales. Está también el cálculo de la sociedad que suele
ser todavía más fantástico.

No son confiables ni el índice de inflación que calculan los que
se quejan porque aumentaron los spa y las cuatro por cuatro,
ni el que manipulan los que tiran los dados.
Pero hay que ser optimistas.
Se trata de una disputa por minúsculas décimas.

Hasta hace unos años la hiperinflación se discutía por cifras
de dos y tres ceros.
Hoy ya estamos en el minimalismo: en el bordado a mano.

La inflación tiene un problema: no mide la sensación térmica.
Y le haría falta.

Porque la sensación térmica del que disfruta en la piscina o
en el quincho con aire acondicionado, no es igual a la del que
suda en un cuartito prefabricado sin ventilador y con una
ventanita de calabozo. No, la sensación térmica de la inflación no la
siente igual el que degusta lomo magro desgrasado
de ternera criada por personal trainer,
que el que mastica garrón de vaca longeva.

Modestamente creo que la inflación argentina es algo personal, privado.
Que en los índices generales se cree o se duda como pasa cuando se
dan estadísticas de frecuencia sexuales.
A cada uno le conviene creer según su cópula.

La inflación no es igualitaria. Hay inflación de consumidor
de Patio Bullrich y de consumidor de almacencita.
Hay inflación temida, inflación negada, inflación hipotética
e inflación técnica. La inflación mentida es estúpida.

Pero peor es la inflación deseada.



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