sábado, diciembre 02, 2006

Collage y Escritura

William Burroughs fue un heroinómano empedernido, quién no lo sabe. Muchos de los pasajes de “El almuerzo desnudo” (1959) son producto de las visiones y delirios del estado de la droga. Pero más allá de eso, Burroughs introdujo una nueva forma de narración en la literatura que hicieron de “El almuerzo…” una obra maestra tan caótica como experimental e innovadora: el cut-up o recorte literario.



De la misma forma que algunos artistas vienen haciendo uso del collage en sus cuadros desde hace más de 80 años, Burroughs también lo hace con su literatura. Y el método del cut-up resulta ser tan sencillo como eficaz.





En sus propias palabras:



Tomen una hoja, divídanla en cuatro secciones iguales y enumérenlas. Luego cortan los fragmentos y alteran su orden: el fragmento 1 con el 4; el 3 con el 2. Pueden hacerlo con cualquier texto. Por ejemplo, un libro de poemas que hayan leído varias veces: Shakespeare, Rimbaud… el que más le guste. Las palabras van perdiendo su significado tras años y años de repetición. Seleccionen y extraigan varios fragmentos de los poemas y transcríbanlos a una nueva página. Finalmente recorten la hoja en tantas secciones como deseen: entonces se encontrarán con un nuevo poema. Tantos poemas como ustedes quieran. Tantos Shakespeares y Rimbauds como deseen. Shakespeare y Rimbaud viven en sus palabras. Los recortes invocan sus voces. Dicen por ahí que Tristan Tzara dijo alguna vez: "La poesía es para todos’. Por esto, Bretón lo tildó de soplón y lo expulsó del surrealismo.






Hasta ahí la ‘teoría’, el proceso descriptivo. Nada muy complejo de entender.

La técnica del recorte está al alcance de todos.


Toda escritura se basa en recortes. Un collage de palabras leídas y escuchadas y recontraescuchadas. ¿Qué más? El uso de tijeras pone el proceso al descubierto, sujeto a extensión y variación. Recortar y reordenar una página introduce una nueva dimensión en la escritura, posibilitando al escritor la creación de nuevas imágenes en un proceso casi cinemático. Aquí es donde Rimbaud apuntaba con sus coloridas vocales y su sistemático derroche de sentidos’.
 
El método del recorte facilita el collage a los escritores en un proceso
similar al de las cámaras y filmadoras. De hecho, todas las tomas
exteriores están sujetas a los hechos impredecibles de los transeúntes y
la juxtaposición de recortes. Para los fotógrafos, usualmente sus mejores
tomas son accidentales. Para los escritores también.
Las mejores obras parecen ser escritas accidentalmente, pero
hasta que el método de recorte no se hizo explícito, los escritores no
tenían forma de producir el accidente de la espontaneidad.

No puedes ser espontáneo, pero sin dudas puedes
introducir el factor de la espontaneidad mediante un par de tijeras.


 

No hay comentarios.: